Entonces ya no había belleza en sus ojos, ni siquiera había resignación."Así es como se deben de sentir los sueños en la Antártida, frágiles, fríos" Pensaba para sí misma. "Todo es por ser lo que soy en un mundo equivocado, un mundo preparado para la guerra pero asustado de las mujeres, nadie tiene la culpa, pero todos deberíamos llorar".
No tenía que haber llegado tan tarde a casa, él se enfadaría, y ella lo sabía. "Fui una estúpida, era consciente de lo que iba a pasar"-se repetía; pero quién iba a culparla estando en su situación, cómo volver al infierno cuando ya sabes a qué huele el azufre. Un retraso en esas circunstancias es comprensible. Cómo explicar que conoce lo que se siente al tener una rodilla encajada en la espalda.
"No vuelvas a traicionarme"-le gritaba él.
"No, lo prometo"-contestaba ella luchando con la respiración.
Cómo salir a la calle cuando has perdido la felicidad en la esquina del cuarto de baño donde te escondes por las noches.
"Bien, ahora sé buena chica"-murmuró bajándose el pantalón del pijama.
"No"-Ella había aprendido que por cada "no" hay un nuevo corte, una nueva marca, pero sigue diciendo que "no". En el fondo espera una señal de compasión en él, por remota que sea, a fin de cuentas un día se quisieron. Se quisieron para siempre, para el jamás de los jamases.
"¿Ya te dieron ganas?"- insistía.
"No"
"Entonces tendrá que ser sin ganas"
Cómo sonreírle al espejo cuando solo te devuelve a un fantasma que te ha robado los ojos.
"La violencia no es sino una expresión del miedo"-Arturo Graf.