
De aquella vez, recuerdo tu pelo color castaño-no-te-vayas, clavado en el agujero de mi clavícula.
-Eres como un sueño-me dijiste.
Y yo, que no sé cómo se contesta a eso, dejé que te comieras el contexto de mis fantasías.
Recuerdo tus dedos gruesos masturbándome la boca, tus labios finos aleteando entre mis piernas, mis rodillas apretándote hacia mí.
-Cuando termines, me iré, y no volveré-Te condené.
-No me importa-balbuceaste.
Pero sobre todo, recuerdo cincuenta y cuatro maneras de besar, y una manera de quererte.
Oh my!
ResponderEliminarqué intensa eres!
Pues si que es muy intenso..O.o
ResponderEliminarsin palabras...solo fuego y lluvia a la vez...
ResponderEliminarbrutalmente hermoso tu texto
Wow. Me maldigo por no haberme metido a tu blog antes.
ResponderEliminarTus textos matan, tienen esa delicadeza propia que trae el sexo pegado a su olor, entre dulce y furiosa, no sé si me entiendes.
Y en este en concreto, por si acaso al final nadie se había derretido aún, la última frase termina la faena.
En fin, que te sigo con mucho gusto.
Un beso :)
¡Muy bueno y muy intenso! Me gustó mucho.
ResponderEliminarMe encantó la manera en la que dices las cosas. voy a volver, de eso estoy segura.
ResponderEliminarun saludo
dos posts? yo quiero más! es increíble leer tus palabras, si se empieza no se puede parar! jajaj
ResponderEliminarun beso
y te sigo;)
GUAU! de los grandes además...
ResponderEliminarqué tremendo